¿Qué desafíos enfrentaste al ingresar a una industria considerada tradicionalmente masculina? Ninguno; soy veterinaria.
¿Cómo crees que ha evolucionado el rol de las mujeres en el sector de seguros? Muchísimo. Tenemos una forma distinta de relacionarnos con el cliente.
¿Cuál ha sido tu mayor aprendizaje en este camino profesional? Defender con el alma a mis clientes.
¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo? No saber con qué me voy a encontrar mañana.
En MAPFRE decimos que te convertís en “Asesora”, pero es la gente quien te convierte en “Asesora de Confianza”. ¿Podrías compartir un momento en tu carrera en el que realmente sentiste ese vínculo especial con un cliente? En un incendio total de la vivienda, lloré como si fuera la mía. Hasta el día de hoy me invitan a lo que ellos dicen que es mi obra.
¿Qué consejo o mensaje le darías a otras mujeres que quieren desarrollarse en el sector de seguros? Que no es fácil, pero vale la pena.
Si pudieras definir tu camino en MAPFRE, en una palabra, ¿cuál sería y por qué? Como una montaña rusa. La amé, la odié y la volví a amar.